Daniel José Moreno, investigador de la U729 CIBERER en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo de la Universidad Pablo de Olavide, explica el estudio con el que han demostrado que la restricción calórica reduce la disfunción mitocondrial asociada con la deficiencia en coenzima Q en un modelo de ratón en una completa entrevista del programa radiofónico Enfermedades Raras, presentado por Antonio G. Armas en Libertad FM. El podcast de la entrevista, emitida el martes 20 de septiembre, está disponible en este enlace.
La deficiencia en coenzima Q es un grupo de enfermedades raras mitocondriales de origen genético que se caracterizan por una disminución en los niveles de coenzima Q. “La deficiencia de coenzima Q está relacionada con una pérdida de la funcionalidad de la mitocondria. Los órganos más afectados son los que tienen una mayor demanda energética, como el sistema nervioso y los músculos”, ha subrayado el Dr. Moreno en la entrevista.
Los autores de este estudio, publicado en Frontiers in Physiology, generaron un modelo murino mutante en uno de los genes responsables de esta enfermedad, Adck2, que mostraba la misma clínica que los pacientes. Cuando aparecieron en el ratón los primeros síntomas de la enfermedad, comenzaron una intervención de restricción calórica que duró 7 meses, en la que se redujo al 40% el total de alimento que les dieron al animal, con lo que han conseguido “inducir las adaptaciones metabólicas a largo plazo que han permitido evitar los defectos mitocondriales asociados a la deficiencia de coenzima Q”.
“Con anterioridad –ha continuado el Dr. Moreno–, ya se había demostrado en modelos animales que la restricción calórica incrementa la esperanza de vida, disminuye las enfermedades crónicas, mejora el metabolismo e incrementa el reciclaje de las células, pero hasta la fecha no se había usado nunca para estudiar el efecto que tiene sobre la disfunción mitocondrial”.
Los resultados obtenidos abren las puertas a estudiar la restricción calórica como un modulador metabólico en otros modelos de enfermedades mitocondriales. “Esto a la larga puede tener aplicaciones clínicas, de la mano de dietistas o clínicos especialistas, en pacientes que sufran estas enfermedades”, ha concluido el Dr. Moreno.
Este estudio forma parte de la tesis doctoral de Juan Diego Hernández-Camacho, primer autor del trabajo, que ha sido realizado en colaboración con la U703 y la U737 CIBERER que lideran respectivamente Rafael Artuch y Antònia Ribes, e investigadores del CSIC y los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.