La enfermedad COVID-19 debida a la infección por el virus SARS-CoV2 ha cambiado las pautas de conducta de la humanidad al convertirse en una pandemia de alcance internacional. A día de hoy han padecido la enfermedad más de 136 millones de personas y más de 2,9 millones de las mismas han perdido la vida.
Es importante recordar que los síntomas de la infección varían mucho en la población, desde individuos que no presentan ninguna clínica hasta aquellos que necesitan ingreso en la UCI con respiración asistida de urgencia. Se desconoce en buena parte qué factores son responsables de este abanico de cuadros clínicos tan distintos.
Un artículo publicado hoy en la revista EBiomedicine coordinado por Aurora Pujol, jefa de grupo de la U759 CIBERER en el IDIBELL, y Manel Esteller, jefe de grupo del CIBERONC y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, demuestra que la dotación epigenética de cada persona influye en la severidad de la enfermedad COVID-19.
Debido al elevado número de personas infectadas por el virus que han saturado todos los sistemas sanitarios del mundo, los autores se plantearon obtener formas de predecir con antelación si la infección por el virus en un determinado individuo requerirá hospitalización o simplemente puede ser controlada de forma ambulatoria. Se sabe que la edad avanzada y la coexistencia de otras patologías (cardiovasculares, obesidad, diabetes o defectos inmunes) se asocian a una mayor gravedad de la infección, pero ¿qué sucede con el resto de la población que también llega a la UCI sin estos factores?
Los autores decidieron estudiar más de 400 personas que habían dado positivo para el test de COVID-19 que no pertenecían a ninguno de estos grupos de riesgo y estudiar su material genético en función de si no habían tenido síntomas, o fueron muy leves, o si en cambio, habían sido ingresados en el hospital requiriendo asistencia respiratoria. Encontraron que existían variaciones epigenéticas, en los interruptores químicos que regulan la actividad del ADN, en los positivos por el virus que desarrollaban un COVID-19 grave. Estas modificaciones suceden principalmente en genes asociados con una excesiva respuesta inflamatoria y en genes que reflejan una tendencia general a un peor estado de salud.“Interesantemente, el 13% de la población mundial presenta esta firma epigenética (EPICOVID), por tanto, es la población de máximo riesgo y a la que hemos de cuidar especialmente”, destaca el Dr. Esteller.
“Los datos complementan y confirman la implicación de la respuesta antiviral dirigida por el interferón y su importancia en la evolución de la enfermedad, como explicamos en un estudio de secuenciación completa del genoma publicado en la revista Science el pasado mes de septiembre”, apunta la Dra. Pujol, y sigue: “Con estas herramientas avanzadas de medicina personalizada, tanto del campo de la genómica como del epigenómica, es posible diseñar modelos predictivos que permitan detectar pacientes en riesgo de peor pronóstico y por tanto, mejorar su tratamiento y evitar el colapso del sistema sanitario”.
Artículo de referencia:
“Epigenome-Wide Association Study of COVID-19 Severity with Respiratory Failure”. Castro de Moura M, Davalos V, Planas-Serra L, Alvarez-Errico D, Arribas C, Ruiz M, Aguilera-Albesa S, Troya J, Valencia-Ramos J, Vélez-Santamaria V, Rodríguez-Palmero A, Villar-Garcia J, Horcajada JP, Albu S, Casasnovas C, Rull A, Reverte L, Dietl B, Dalmau D, Arranz MJ, Llucià-Carol L, Planas AM, Pérez-Tur J, Fernandez-Cadenas I, Villares P, Tenorio J, Colobran R, Martin-Nalda A, Soler-Palacin P, Vidal F, Pujol A, Esteller M.. EBiomedicine, DOI: 10.1016/j.ebiom.2021.103339, 2021.