Añadir simvastatina a la terapia que siguen los pacientes con cirrosis tras presentar una hemorragia por varices esofágicas puede alargar su supervivencia, según un ensayo clínico que publica la revista Gastroenterology y que ha sido promovido y coordinado por el Hospital Clínic de Barcelona en colaboración con el CIBEREHD.
El artículo lo firman, entre otros, los siguientes miembros del CIBEREHD, los doctores: Jaume Bosch, Juan G. Abraldes y Juan Carlos García-Pagán del Hospital Clínic; Candid Villanueva del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau; Joan Genesca del Institut de Recerca (VHIR); y Jose Luis Calleja y Agustín Albillos de la Universidad de Alcalá.
La cirrosis hepática es una enfermedad con una alta prevalencia: se estima que en Europa y en Estados Unidos hay 250 casos anuales por cada 100.000 personas. En España, entre el 1 y el 2% de la población la padecen, y es más frecuente entre los hombres de más de 50 años. Esta enfermedad conlleva una profunda alteración de la estructura vascular y de la arquitectura del hígado, que se ven sustituidos por fibrosis, cicatrices y nódulos. Como consecuencia de estos cambios, aparece hipertensión portal y fallo hepático, lo que originan complicaciones graves como son hemorragias por varices gastroesofágicas, ascitis, y coma hepático, que pueden llevar a la muerte o a requerir un trasplante de hígado.
Los investigadores han podido comprobar que la administración de simvastatina, un fármaco que se utiliza para controlar los niveles elevados de colesterol, alarga la supervivencia en pacientes con cirrosis si la enfermedad no ha progresado hasta una fase terminal: “el efecto beneficioso de la simvastatina” dice el Dr. Bosch, “es difícil que se manifieste en los estadios más avanzados de la cirrosis“. El estudio ha mostrado que aunque el fármaco no logra prevenir hemorragias ni infecciones, sí puede atenuar sus efectos perjudiciales en el curso de la enfermedad.
Este medicamento permite minimizar el sufrimiento celular del hígado que se produce cuando se disminuye y restablece el riego sanguíneo, como ocurre durante el shock provocado por una hemorragia. “Además habíamos investigado en el hígado que las estatinas también protegen en el shock séptico, ya que previenen o atenúan el daño del endotelio hepático ocasionado por la endotoxina bacteriana“, recuerda el Dr. Bosch.
Los resultados publicados en Gastroenterology son fruto de muchos años de estudio sobre cómo mejorar la cirrosis a partir de esfuerzos dirigidos a proteger las células endoteliales. La investigación básica había demostrado que el incremento de la expresión del factor de transcripción KLF2, que codifica genes protectores del endotelio, contribuye a desactivar las células estrelladas hepáticas. La simvastatina favorece el aumento de KLF2 y por tanto es capaz de hacer que las células hepáticas estrelladas, responsables de la producción de fibra y del aumento de la resistencia vascular intrahepática que determinan la hipertensión portal, vuelvan a su estado normal.
Referencia del artículo
Juan G. Abraldes, Candid Villanueva, Carles Aracil, Juan Turnes, Manuel Hernandez-Guerra, Joan Genesca, Manuel Rodriguez, Jose Castellote, Juan Carlos García-Pagán, Ferran Torres, Jose Luis Calleja, Agustin Albillos, Jaume Bosch.
Gastroenterology, 2016. DOI: http://dx.doi.org/10.1053/j.gastro.2016.01.004