Expertos recuerdan que lo habitual es que pasen entre 10 y 15 años hasta que los familiares se percatan de la presencia de la enfermedad.
Los pacientes con esquizofrenia que abandonan el tratamiento farmacológico tienen 5 veces más probabilidades de sufrir una recaída, según ha informado este miércoles la psiquiatra e investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Paz García-Portilla, en un encuentro organizado por la Alianza Otsuka-Lundbeck bajo el lema 'Redefiniendo la esquizofrenia'.
Esta enfermedad afecta al 1% de la población mundial y a 400.000 personas en Españam, y se caracteriza por alterar el pensamiento, la percepción, las emociones y el comportamiento de las personas que la padecen.
"Se trata de una patología del neurodesarrollo que aparece desde la infancia aunque no es en la edad adulta cuando aparecen los primeros síntomas", ha añadido la Dra. García-Portilla. De hecho, la edad media de aparición del primer episodio es aproximadamente a los 21 años en los hombres y a los 27 en las mujeres.
Otra de las principales características de la patología es que cursa con brotes neurotóxicos que afectan de forma irreversible a la capacidad funcional del paciente. Este problema se ve agravado si se tiene en cuenta que el 16% de los enfermos se ve afectado por una recaída después del primer episodio de esquizofrenia y el 80% a los 5 años.
"En estas recaídas los tratamientos farmacológicos pierden eficacia y hacen que el paciente tenga un peor calidad de vida, pierda autoestima y vea incrementada su autoagresividad", ha indicado el jefe de Psquiatría del Hospital R. Lafora de Madrid, Fernando Cañas.
Tal y como ha explicado este experto, la elevada falta de adherencia a los tratamientos, que se explica en "gran medida" por que estos pacientes no "admiten" estar enfermos, hace necesario implantar "todas" las estrategias farmacológicas, psicológicas y psicosociales en los 5 primeros años de diagnóstico.
Primeros síntomas
Los primeros síntomas, ha agregado Cañas, comienzan en la infancia y consisten en falta de motivación y energía, retraimiento social y menor expresividad social. Por ello, ha abundado en la importancia de que tanto los familiares como los médicos de Atención Primaria presten atención a estos síntomas y diagnostiquen la enfermedad "lo antes posible".
"Necesitamos un diagnóstico precoz y un tratamiento multidisciplinario consistente", ha aseverado, para, a continuación, reclamar la simplificación de los tratamientos y, de este modo, favorecer su cumplimiento.
Asimismo, la Dra. García-Portilla ha expuesto que actualmente, y a pesar de las diferentes opciones existentes, el 50% de los pacientes no reciben un cuidado adecuado. Como consecuencia de ello, ha solicitado al Gobierno, y al nuevo ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, "más estrategias" psicofarmacológicas y psicoterapéuticas "eficaces" en "todas" las dimensiones de la enfermedad, "más" dinero y recursos, así como una "implementación real" de los cuidados de salud y recursos sociales.
"La mejor estrategia es hacer una buena prevención secundaria porque con ella podríamos conseguir beneficiar a más del 70% de los pacientes. Tenemos que conseguir que se adhiera el plan de tratamiento tanto el paciente como su entorno y, para ello, es básico construir una buena alianza terapéutica", ha recalcado Cañas.
Importancia de las familias
En este sentido, la directora de la Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de personas con Esquizofrenia (AMAFE), Ana Cabrera, ha destacado la importancia las familias de los pacientes con esquizofrenia y ha recordado que "lo normal" es que pasen entre 10 y 15 años hasta que los familiares se dan cuenta de la presencia de la enfermedad.
"Muchas veces las familias no tienen ni idea de cómo deben actuar y, por eso, es importante que se les enseñe, se les facilite pautas concretas de cómo se deben comportar con el paciente y, por tanto, se les enseñen conocimientos de la enfermedad", ha asegurado Cabrera.
Según ha advertido, es "imprescindible" que se les eduque bien porque los enfermos con familias sobreprotectoras tienen "más probabilidades" de sufrir una recaída. "El paciente debe ser autónomo y vivir con la mayor autonomía posible y eso hay que explicárselo a las familias ya que la sobreprotección es también una forma de estigma", ha zanjado Cabrera.